A finales del 2022, un vuelo entre Ciudad de México y Madrid costaba entonces $700, mientras que uno entre El Salvador y Managua, rondaba los $800 [1] . ¿Por qué algunos países o regiones tienen tarifas más altas que otras? ¿Por qué los vuelos entre países centroamericanos tienen precios altos?

El transporte aéreo mueve alrededor del 35% del turismo global, por lo que es clave para la economía, el comercio y la inversión.  Para El Salvador, un país pequeño y densamente poblado, con millones de connacionales viviendo afuera y con potencial turístico, el sector es parte importante de una estrategia de apertura y de sus oportunidades de desarrollo. La misma integración centroamericana se vería acelerada por un aumento de la demanda de vuelos y el consiguiente intercambio cultural, económico, entre otros.

Ahora bien, el transporte aéreo es un sector con altas presiones regulatorias, con autoridades especializadas encargadas de regularlo y fiscalizarlo (en El Salvador, por la Autoridad de Aviación Civil) y, muchas veces, subsidiado estatalmente.

En general, el transporte aéreo presenta estructuras concentradas, es decir, oligopólicas; y, particularmente en Latinoamérica, con una relativa escasez de aerolíneas de bajo costo respecto a otras regiones. Lo anterior se debe a las altas inversiones que se requieren para entrar al mercado, pero también a factores como la disponibilidad de franjas horarias de despegue y aterrizaje en el aeropuerto o el peso que los esquemas de lealtad y las marcas de las empresas incumbentes puedan tener en la confianza del consumidor, que vuelven menos sencillo o rentable entrar a competir.

Algunas de estas condiciones particulares del sector del transporte aéreo provienen del contexto histórico de la aviación internacional. Por mucho tiempo solo existieron aerolíneas “de bandera”, aerolíneas estatales que se consideraban una extensión de la nación y que habitualmente operaban en régimen monopólico; por ejemplo: Alitalia, British Overseas Airline Corporation, Mexicana de Aviación, Ecuatoriana, Aerolíneas Nacionales de Colombia, Air Panama, LAN Chile, por citar algunas[2].

En 1944, en este contexto de inexistente o mínima participación privada en el sector de transporte aéreo, se firmó el Convenio de Chicago. Este instrumento estableció que cada Estado, como parte de su soberanía exclusiva sobre el espacio aéreo de su territorio, tiene la prerrogativa de conceder, mediante permiso o autorización, los derechos de tráfico -las nueve “libertades del aire”[3]– y las condiciones de acceso y operación.

Así, pronto comenzó a estructurarse una red de acuerdos multilaterales y bilaterales de servicios aéreos, los cuales establecen las condiciones de acceso y operación para las aerolíneas designadas -pudiendo incluir rutas, frecuencias y capacidades-, teniendo como base la reciprocidad y permitiendo “oportunidades justas y equitativas”. De tales tratados depende, en buena parte, la competencia efectiva que pueda incorporarse al mercado de las aerolíneas.

El Salvador, como parte de su Política de Cielos Abiertos, se ha embarcado en la negociación de numerosos tratados de este tipo. En 2013, se contaba con cinco convenios aéreos, a la fecha se han firmado 14 [4] y se negocian más; lo anterior se ha complementado con progresivas mejoras en la infraestructura y capacidad del aeropuerto. Esto ha permitido la implementación de nuevas rutas que aumentan la afluencia de pasajeros y la entrada al mercado de aerolíneas de bajo costo. Actualmente operan 14 aerolíneas que conectan al país con más de 30 destinos internacionales.

De esta manera, el número de viajeros ha aumentado considerablemente desde la apertura del espacio aéreo. El total de pasajeros movilizados en el Aeropuerto Internacional San Óscar Arnulfo Romero pasó de 2,100,794 en 2012 a 3,720,739 en 2019; un crecimiento del 77%.  Durante y tras la pandemia, el sector tuvo un bache global; no obstante, solamente de enero a mayo de 2023 se han movilizado 1.7 millones de pasajeros, un 18 % más en comparación con el 2022, por lo que este año se estima se llegará de nuevo a los niveles prepandemia. La entrada de nuevas aerolíneas -varias de ellas de bajo costo- y el aumento de la competencia ha llevado a tarifas más competitivas y atractivas para los consumidores.

La Superintendencia de Competencia tiene un rol activo en el análisis de los proyectos de convenios aéreos de El Salvador con otros países, sugiriendo maneras en que estos acuerdos efectivamente aumenten la rivalidad y den más opciones a los consumidores[5].  Por ejemplo, la institución ha sugerido eliminar cláusulas que fijen la frecuencia de los vuelos, las rutas o la capacidad real de los participantes del mercado para competir entre sí. Asimismo, las recomendaciones que hace tocan, con frecuencia, el sensible tema de los acuerdos de cooperación entre las aerolíneas que se utilizan para reducir costos y distribuir el riesgo operacional, pero que pueden crear escenarios colusorios o prácticas anticompetitivas.

Por lo demás, muchas aerolíneas pueden tener la capacidad y los incentivos para abusar de una posición dominante. Por ejemplo, los operadores “heredados” pueden usar sus privilegios de posición en un aeropuerto o participar en una estrategia predatoria con el fin de disuadir la entrada en el mercado. La Superintendencia de Competencia previene estos escenarios brindando su asesoría especializada en la negociación de los acuerdos de Cielos Abiertos.

En definitiva, una perspectiva de competencia es indispensable para contar con un sector de transporte aéreo competitivo, que amplía las opciones de los usuarios en cuanto a aerolíneas, rutas y servicios con mejores precios y, al mismo tiempo, para el crecimiento del turismo, la economía y el desarrollo del país

[1] “¿Por qué es tan caro volar en Centroamérica y cuál es la vía para abaratar costos?” [ en línea: https://www.bloomberglinea.com/2022/11/14/por-que-es-tan-caro-volar-en-centroamerica-y-cual-es-la-via-para-abaratar-costos/] [ consulta: 22 de junio de 2023] [2] Al ser privatizadas y pasar a operar en régimen libre, pasaron a ser llamadas legacy carriers, aerolíneas “heredadas” [3] Son las posibilidades que se dan de, entre otros derechos, de volar por encima del territorio, de aterrizar, de desembarcar pasajeros, correo y carga, tomar pasajeros correo y carga destinados al país cuya nacionalidad posee la aeronave, el derecho de tomarlos y llevarlos a terceros Estados, y otros. Para ver con detalle en qué consiste cada libertad ver https://www.sociedadaeronautica.org/libertades-del-aire/ . [4] Número de acuerdos consignados en la página de la Autoridad de Aviación Civil [en línea https://www.aac.gob.sv/acuerdos/] [consulta: 22 de junio de 2023]. [5] Entre 2021 y 2023, la Superintendencia ha emitido opinión sobre nueve proyectos de convenio aéreo (Uruguay, Alemania, Omán, Ecuador, Kuwait, Italia, Países Bajos, Costa Rica y Perú.